jueves, 14 de marzo de 2013

Síndrome de Alienación Parental

En los últimos días, una noticia ha llamado la atención de manera especial. Una madre aferrada a una acusación de malos tratos pretendía impedir que sus hijos se fueran a México con su padre, lugar de donde ella había huido con los niños. Todos hemos podido ver como, en las imágenes que nos ofrecían, se podía ver gritar al niño de más edad "¡no me quiero ir con el maltratador!". Tras la exploración de un perito, que intuyo, evaluó a esos niños, se llegó a la conclusión de que estos se fueran con su padre cumpliendo la legislación vigente, el Convenio de la Haya, que dirige los asuntos concernientes a custodias internacionales.

Nadie puede negar lo desgarrador de las situaciones vistas, nadie debería obligar a nadie a hacer algo que no quiera o que le perturbe, pero ¿es justo que un tribunal obligue a unos niños a visitar a uno de sus progenitores?

El Síndrome de Alienación Parental aparecerá recogido en la próxima edición del DSM (libro que es algo así como la biblia para cualquier profesional de la Salud Mental) y se manifiesta por una serie de conductas que presenta un niño en situación de separación de los progenitores, especialmente si esta es conflictiva. Se trata de un proceso de manipulación que uno de los padres (el alienador) ejerce sobre el niño en contra del otro (el alienado), minimizando sus virtudes, maximizando sus defectos y culpándole de lo negativo de la situación dando como resultado el rechazo o  el odio del niño hacia el progenitor alienado. Existen claros indicadores de cuando un niño está siendo manipulado en sus percepciones y pensamientos, algunos ejemplos serían:
- Hace referencias a argumentos que no le pertenecen, utilizando términos y argumentos que no deberían estar en su repertorio de vocabulario.
- Propina mensajes negativos hacia un progenitor que indican odio.
- Fenómeno del "pensador independiente":  Niega la influencia de otras personas sobre su pensamiento presumiendo de independencia cognitiva.
- Posiciones dicotómicas ante los progenitores, uno es el bueno y el otro es el malo.
- Justificación de su crueldad ante el pregenitor alienado: Ante los sentimientos dolorosos del "malo", muestra indiferencia o justifica las acciones que lo producen a la vez que justifica su desprecio.
- Animadversión hacia la familia extensa y la red social del progenitor alienado.

Es frecuente que los niños que sufren este síndrome tengan deficiencias emocionales en su adolescencia y adultez, dificultades de adaptación infantil, y dificultades en el desarrollo de la propia imagen y la identidad, por lo que es muy importante que se detecte, se medie y se solucione esta situación que convierte al niño en la única víctima de un problema entre adultos.

Quiero resaltar que no pretendo afirmar que los niños del ejemplo que expuse al principio estén siendo víctimas de un SAP (desconozco los datos que animaron a los profesionales evaluadores a permitir que los niños pudieran irse con el padre, mientras que por otro lado, estoy segura de que nadie dejaría a tres menores correr el mínimo peligro), pero es muy importante que ningún padre se vea privado de ver a sus hijos y disfrutar de ellos, al igual que los niños tienen derecho a disfrutar de sus padres, conocerlos y juzgarlos por si mismos.

Lo más triste de todo esto es que haya adultos que se permitan comportarse de manera infantil y no tengan en cuenta el beneficio y los sentimientos de los niños que tienen a su cargo.