(imagen extraída de www.psicativa.es)
Con motivo del “Día Internacional del Cáncer Infantil” me
gustaría resaltar el papel que tiene la Psicología en el diagnóstico y
tratamiento de esta enfermedad tanto en sujetos adultos como en niños.
En los últimos años ha surgido con fuerza una especialidad
psicológica llamada Psicooncología, definida por Holland como el campo de estudio e intervención en los
trastornos psicosociales asociados al diagnóstico y tratamiento del cáncer en
el paciente, sus familiares y el servicio sanitario, así como a los factores
que afectan al riesgo de desarrollo de la enfermedad y a la supervivencia a la
misma. La figura del psicooncólogo va adquiriendo relevancia en la mayoría
de los hospitales de nuestro país.
Desde la Psicología de la Salud observamos tres maneras de
intervención dependiendo de la población diana a la que es dirigida. La prevención primaria iría destinada a la
evitación de los factores de riesgo asociados a la enfermedad, tales como
tabaquismo, obesidad, sedentarismo o afrontamiento inadecuado al estrés, la prevención secundaria consistiría en
la detección precoz de la enfermedad y cobra especial importancia en aquellos
casos en los que el tratamiento cuenta con muy buen pronóstico como en el caso
de las mamografías y el cáncer de mama, por último la prevención terciaria sería la más diversa, ya que su población de
destino estaría compuesta por sujetos a los que ya les ha sido diagnosticada la
enfermedad y abarcaría una correcta adherencia al tratamiento, aprendizaje de
estrategias de control de los síntomas, entrenamiento al personal sanitario que
interacciona con enfermos de cáncer y preparación para la muerte en pacientes
terminales.
Mediante diversos estudios se ha comprobado que un correcto
afrontamiento emocional correlaciona positivamente con la actividad del sistema
inmunológico produciendo que el cuerpo esté más receptivo al tratamiento
farmacológico y a la quimioterapia. Es como si la química medicinal
interactuara con una química corporal predispuesta a la curación produciendo
mejores resultados debido a la instauración de un estado de ánimo positivo y
optimista.
Aumento de sensación de control, percepción de la enfermedad
como desafío, disminución de la ansiedad y el manejo de los síntomas producidos
tanto por la enfermedad como por el tratamiento invasivo se convierten en puntos
clave a intervenir en el tratamiento tanto del paciente como de su familia,
cuya actitud es tan importante en el afrontamiento de la enfermedad como la del
diagnosticado. Todo esto convierte a la terapia psicológica en un complemento
muy importante del tratamiento médico que corresponda.
En el caso especial del diagnóstico y tratamiento del cáncer
en la población infantil, el afrontamiento familiar cobra más importancia que
en la adulta, ya que el sistema de pensamiento que poseen los niños,
presumiblemente, no les permitirá asumir la enfermedad del mismo modo que lo
haría un adulto y en ese caso, las comunicaciones que los padres realicen,
tanto de manera implícita como explícita, conformarán la elaboración que el
niño se hará de su situación. También es importante dotar al infante de
estrategias adecuadas a su edad para el control de las situaciones derivadas de
la enfermedad, tanto a nivel físico como emocional. Bajo mi punto de vista,
existen múltiples beneficios en el contacto con niños en la misma situación, se
conseguiría una normalización de los sentimientos y pensamientos así como un
aprendizaje mutuo tanto de padres y hermanos como de diagnosticados.
Ante un diagnóstico de cáncer es importante conocer e informarse acerca de todas las herramientas al alcance para potenciar y maximizar lo que se puede
conseguir, es un ingente error asociar la palabra “cáncer” a la palabra “muerte”
a la vez que se debe permitir la liberación emocional que la presencia de la
enfermedad suponga en la vida de las personas, por ello el enfrentamiento al
diagnóstico y la erradicación de creencias negativas constituyen el primer
trabajo a realizar de un largo camino que es mejor emprender con optimismo y
afán de superación.
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